¿Qué son los trastornos de la comunicación?
Los trastornos de la comunicación se caracterizan por una adquisición alterada del lenguaje, el habla y las habilidades de comunicación, cuya causa no es atribuible a un déficit sensorial, disfunción motora u otras afecciones médicas o neurológicas, discapacidad intelectual o retraso global del desarrollo.
Se considera un trastorno del neurodesarrollo por tener su inicio durante las primeras etapas de la infancia, conforme se van adquiriendo las diferentes habilidades y funciones que tienen que ver con el lenguaje y la comunicación, de modo que en ocasiones puede estar afectado uno o varios componentes que acabarán determinando el pronóstico, así como también, las necesidades educativas y de intervención más óptimas para cada caso. También es importante que las evaluaciones tengan en cuenta el contexto cultural, emocional y lingüístico en el que se encuentre cada niño.
¿Cómo podemos clasificarlos?
En función del área de desarrollo que se encuentre alterada se pueden clasificar en:
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Trastornos del habla: aquellos que tiene que ver con la producción expresiva de sonidos. Incluye la articulación, la fluidez, la voz y la calidad de resonancia de un individuo.
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Alteraciones que afectan a la articulación: dislalias, trastorno fonológico, disglosia, disartrias.
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Alteraciones que afectan a la fluidez verbal y el ritmo: disfemia o tartamudez, taquilalia y bradilalia.
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Alteraciones de la voz: disfonía, rinofonía.
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Trastornos del lenguaje: incluyen la forma, la función y el uso de un sistema convencional de símbolos (es decir, palabras habladas, lenguaje de señas, palabras escritas, imágenes) regido por reglas para la comunicación.
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Trastorno específico del lenguaje: retraso de la adquisición del lenguaje hablado y escrito.
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Disfasia: perdida parcial del habla.
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Trastornos de la comunicación: aquellos en los que se ve afectada la comunicación verbal o no verbal (sea intencional o no) que influye en el comportamiento, las ideas o las actitudes.
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Trastorno de la comunicación social, uso pragmático: se presenta una dificultad con el uso práctico que implica el lenguaje.
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Mutismo selectivo: ausencia del habla, excepto en ciertas situaciones o con algunas personas en concreto.
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¿Cómo se manifiestan?
Al tratarse de una adquisición cuya evolución es continua y extensa desde los primeros meses del nacimiento, cada niño tiene su propio ritmo y algunos signos de alteración en unas edades pueden considerarse normales en otras. También debemos tener en cuenta que el lenguaje y la comunicación recogen características muy variadas por lo que no todos los casos presentan los mismos síntomas.
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Dentro de las manifestaciones clínicas podemos observar, un vocabulario más limitado, dificultad en la comprensión de instrucciones simples (leídas o escritas), en la denominación de objetos, en la formulación de frases y/o errores de conjugación. También pueden observarse falta de fluidez al hablar y otras dificultades en la expresión oral como que se atrancan con facilidad, les cuesta formular frases, cometen errores de conjugación y repiten sílabas o palabras.
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Por otro lado, pueden aparecer alteraciones de la comunicación social que pueden implicar que las interacciones en una conversación tiendan a ser inapropiadas, descontextualizadas o no haya un uso correcto de las formas interrogativas y exclamativas, ocasionando a veces inhibición social, baja autoestima o que restrinjan su comunicación únicamente hacia personas de mayor confianza.