Tal y como ya se ha descrito, la cognición social incluye cuatro procesos responsables de poner en marcha nuestra conducta social. Estos componentes se encuentran estrechamente relacionados, y es que necesitan los unos de los otros para poder llevarse a acabo. El reconocimiento de emociones, basado en la percepción social, junto al estilo atribucional nos permiten identificar las emociones, comprender los pensamientos o intenciones de los demás e incluso empatizar, lo que da lugar al desarrollo de otro componente: la Teoría de la Mente. ¿Os suena? Vamos a descifrar este concepto.
La Teoría de la Mente se ha descrito como la habilidad de entender y comprender los estados mentales de los demás. Nos va a permitir deducir las intenciones, creencias y sentimientos de otros, e incluso comprender las metáforas, las ironías o los dobles sentidos. Para que todo esto funcione de manera correcta es necesario una serie de habilidades cognitivas y emocionales, esto nos lleva a diferenciar dos componentes dentro de la Teoría de la Mente:
Componente cognitivo: nos permite entender los pensamientos de los demás y deducir sus creencias, intenciones y motivaciones.
Componente emocional: es la habilidad de entender y comprender los sentimientos y emociones de los demás en una situación determinada.
Ambos componentes son claves para comprender el estado afectivo y cognitivo de otra persona y adecuar nuestra conducta social al contexto. Su desarrollo es escalonado y comienza en torno a los 3 años de vida, cuando los niños empiezan a diferenciar entre lo que saben ellos y los demás, o a identificar que a los demás puede no gustarle lo mismo que a ellos. Estos procesos se han diferenciado en:
Falsas creencias: asumimos que los actos de los demás dependerán de sus pensamientos y creencias. Aquí se pueden identificar las creencias de primer orden que son las primeras que se adquieren y las de segundo orden que iremos adquiriendo posteriormente.
Dilemas morales: se presentan en situaciones complejas en las que tenemos que tomar una decisión que tendrá consecuencias para nosotros o los demás. Por ejemplo: cuando nos dan a elegir entre salvar a un familiar o a diez personas desconocidas de un accidente.
Tras conocer un poco más sobre la Teoría de la mente podemos decir que involucra a una gran cantidad de funciones desde la atención o la percepción, hasta el lenguaje. Por este motivo, trabajarla se convierte en algo beneficioso en todos los sentidos. Existen muchos recursos a nuestro alcance para ello, como pueden ser analizar las intenciones de los protagonistas de una película o un cuento, utilizar la ironía o los dobles sentidos, o incluso tareas mediante fichas sobre las inferencias como las que podéis encontrar haciendo clic aquí.
Ilustraciones recuperadas de: Monfort, M., & Juárez, I. M. (2001). En la mente. Entha.
Recurso web:
Referencias bibliográficas:
Fernández-Sotos, P., Torio, I., Fernández-Caballero, A., Navarro, E., González, P., Dompablo, M., & Rodriguez-Jimenez, R. (2019). Social cognition remediation interventions: A systematic mapping review. PLOS ONE, 14(6). https://doi.org/10.1371/journal.pone.0218720
Pino, M. C., Masedu, F., Vagnetti, R., Attanasio, M., Di Giovanni, C., Valenti, M., & Mazza, M. (2020). Validity of Social Cognition Measures in the Clinical Services for Autism Spectrum Disorder. Frontiers in Psychology, 11, 4. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2020.00004
Sánchez-Cubillo, I., Ustárroz, J. T., & Adrover-Roig, D. (s. f.). Neuropsicología de la cognición social y la autoconciencia. 43.
Wellman, H. M. (2016). Cognición social y educación: Teoría de la mente. Pensamiento Educativo: Revista de Investigación Educacional Latinoamericana, 53(1), 1-23. https://doi.org/10.7764/PEL.53.1.2016.2
Comentarios