Como adelantábamos en nuestra anterior entrada, ¿Qué es el lenguaje?, la pragmática estudia el uso del lenguaje en relación al contexto en el que se desarrolla. Entonces, ¿qué son las habilidades pragmáticas? Pues bien, se refieren a la capacidad de utilizar el lenguaje para comunicarnos en un contexto social. Se definen como el uso apropiado del hace el hablante para comunicarse con diferentes interlocutores en distintos contextos.
Como toda comunicación está determinada por el contexto en el que se produce, es importante tener en cuenta:
¿Quiénes son los participantes? Las relaciones influyen en la manera de hablar, una persona no habla de la misma manera a su pareja que a su jefe.
¿Cómo se produce la comunicación? Varía mucho dependiendo de si es oral o escrita, planificada o espontánea. Por ejemplo, un email y una conversación por whatsapp se hacen de manera escrita, pero la comunicación por whatsapp es mucho más espontánea. También debemos tener en cuenta la comunicación no verbal, que puede añadir más información incluso que aquello que decimos. Si alguien te pregunta si quieres ir al cine y tu respondes “Vale” pero encogiendo los hombros, es muy probable que entienda que el plan no te apetece mucho.
¿Dónde y cuándo se produce la comunicación? El lugar de la comunicación puede ser público (intervenir en una clase), privado (una charla con amigos), institucional, etc. Estas circunstancias requieren modificar la forma de exponer y comprender lo que se dice.
¿Cuál es el motivo de la comunicación? Si se trata de pedir un objeto necesario basta con un lenguaje de tipo funcional, básico, mientras que contar un viaje, confiar sentimientos o conversar con los amigos supone integrar conocimientos, emociones y creencias, que influyen en la forma y sentido de los mensajes.
Este manejo del lenguaje es esencial para el rendimiento académico, las habilidades sociales e integración social. En resumen, implica tener en cuenta el punto de vista de los otros, reconocer si el emisor o hablante no sabe de los conocimientos, sensibilidad o creencias del interlocutor (el que escucha); ser capaz de deducir sentidos no explícitos como el engaño, el fingimiento, la ironía, la imaginación o las emociones; y capacidad de abstracción para inferir y deducir sentidos no explícitos.
¿Cómo podemos trabajar las habilidades pragmáticas del lenguaje? Utilizando las ironías, contando chistes o incorporando algunos elementos nuestra comunicación diaria como los dichos, refranes o frases hechas con sentido no literal, por ejemplo “Caen chuzos de punta”, “Voy volando”, “Echar un ojo”, “Vas de punta en blanco” o "Meter la pata". Para trabajar las frases echas os recomendamos el material "¿Qué quiere decir?", que podréis descargar haciendo click en la siguiente imagen.
Otras opciones que recomendamos serían utilizar textos en los que se puedan detectar las dobles intenciones, el engaño, o la ironía; y trabajar con imágenes en las que se puedan apreciar comportamientos y relaciones sociales, sobre los que se irán haciendo preguntas a modo de lectura comprensiva. Hay recursos editados, por ejemplo, el libro "En la mente. Un soporte para el entrenamiento de las habilidades pragmáticas en niños" en el que podréis encontrar láminas de distintas situaciones sociales que deben ser interpretadas. Para acceder a su compra solo tenéis que pinchar en la siguiente imagen, recuperada de dicho libro. Este material favorecerá la comprensión de aquellos aspectos complejos de la comunicación como situaciones de engaño, mentiras o bromas, lenguaje indirecto, juicios morales, etc.
Enlaces de acceso a los materiales:
Referencias bibliográficas
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Monfort M., Monfort Júarez I. (2019) En la mente. Un soporte para el entrenamiento de las habilidades pragmáticas en niños. Madrid: Entha ediciones.
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un niño diagnosticado con un trastorno de lenguaje pragmatico es autista?